Gastronomía especial para excelentes vinos
La excelente cocina de Lombardía propone combinaciones y elaboraciones refinadas preparadas con sabiduría, gracias a las cuales ingredientes simples se transfoman en platos cuyo sabor y elegancia son inimitables. Como ejemplo basta nombrar el famosísimo "risotto alla milanese con ossobuco", que solo es digno de su nombre si después de haber tostado el arroz de la manera adecuada, una vez cocido, se efectúa la "mantecatura", lo que dará al risotto aquella consistencia cremosa deliciosa e irresistible cuando se une al ossobuco (hueso con carne de las patas anteriores de la ternera); el azafrán y el tocino le dan el toque final.
El abanico de posibilidades que ofrece la cocina lombarda es muy amplio: los "pizzoccheri" de Valtellina, que son tallarines de trigo sarraceno condimentados con queso y verduras, el arroz con filetes de perca rebozada con pan rallado, los "tortelli di zucca", ravioles rellenos de calabaza típicos de Mantua, la “mostarda” de Cremona, la "zuppa pavese", la "polenta taragna" de Bérgamo.
Las especialidades de Milán, además del risotto, son la “cazzöla” (cassoeula), estofado de carnes de cerdo y coles, y la "cotoletta" a la milanesa. Y para terminar, algunos entre los famosísirnos postres lombardos: el suave y delicioso "panettone" de fama internacional, los "amaretti" (amarguillos) de Saronno, la torta "sbrisolona" y el "pan de mèi". Además de la cocina lombarda, en Milán se pueden probar todas las cocinas del resto de Italia y de muchos países extranjeros. Es en Milán donde la “nouvelle couisine” italiana comenzó y en donde se desarrolló de manera magistral. Además Milán es famosa porque ofrece pescado de mar fresquísimo que llega directamente de los varios puertos de pesca para luego ser distribuido a toda Italia.
Lombardía es la patria de una increíble variedad de quesos típicos, con sabores y perfumes diferentes, como el "quartirolo", con bajo contenido de grasas y de sabor delicado, o el "taleggio", cremoso y picante, o los quesos de cabra, quesillos cilíndricos de leche de cabra. Sin olvidar además aquellas obras de arte de la industria del queso que son el "grana padano", nacido aproximadamente hace mil años, o el "gorgonzola", un queso con un aroma y un sabor especiales. A estos exquisitos quesos se agregan los sorprendentes jamones y embutidos como la "soppressata", los “salami” de los valles y las “salamelle”, chorizos largos y delgados.
Además, la "mortadella" de hígado y la "bresaola", filete de novillo salado y secado, todas ellas especialidades lombardas.
Descubrir la cocina lombarda significa estar seguros de encontrar también los excelentes vinos que la región produce gracias a sus microclimas especiales.
La producción comenzó en las turberas alrededor del lago de Garda en época protohistórica y ello fue la causa, según varios historiadores, que provocó la invasión de los celtas en Lombardía. Actualmente en la región existen excelentes vinos, algunos de ellos famosos en el mundo, como los maravillosos espumantes brut de Franciacorta o del Oltrepò pavese, San Colombano al Lambro, Valcalepio, Valtellina y Valtellina Superiore.
El abanico de posibilidades que ofrece la cocina lombarda es muy amplio: los "pizzoccheri" de Valtellina, que son tallarines de trigo sarraceno condimentados con queso y verduras, el arroz con filetes de perca rebozada con pan rallado, los "tortelli di zucca", ravioles rellenos de calabaza típicos de Mantua, la “mostarda” de Cremona, la "zuppa pavese", la "polenta taragna" de Bérgamo.
Las especialidades de Milán, además del risotto, son la “cazzöla” (cassoeula), estofado de carnes de cerdo y coles, y la "cotoletta" a la milanesa. Y para terminar, algunos entre los famosísirnos postres lombardos: el suave y delicioso "panettone" de fama internacional, los "amaretti" (amarguillos) de Saronno, la torta "sbrisolona" y el "pan de mèi". Además de la cocina lombarda, en Milán se pueden probar todas las cocinas del resto de Italia y de muchos países extranjeros. Es en Milán donde la “nouvelle couisine” italiana comenzó y en donde se desarrolló de manera magistral. Además Milán es famosa porque ofrece pescado de mar fresquísimo que llega directamente de los varios puertos de pesca para luego ser distribuido a toda Italia.
Lombardía es la patria de una increíble variedad de quesos típicos, con sabores y perfumes diferentes, como el "quartirolo", con bajo contenido de grasas y de sabor delicado, o el "taleggio", cremoso y picante, o los quesos de cabra, quesillos cilíndricos de leche de cabra. Sin olvidar además aquellas obras de arte de la industria del queso que son el "grana padano", nacido aproximadamente hace mil años, o el "gorgonzola", un queso con un aroma y un sabor especiales. A estos exquisitos quesos se agregan los sorprendentes jamones y embutidos como la "soppressata", los “salami” de los valles y las “salamelle”, chorizos largos y delgados.
Además, la "mortadella" de hígado y la "bresaola", filete de novillo salado y secado, todas ellas especialidades lombardas.
Descubrir la cocina lombarda significa estar seguros de encontrar también los excelentes vinos que la región produce gracias a sus microclimas especiales.
La producción comenzó en las turberas alrededor del lago de Garda en época protohistórica y ello fue la causa, según varios historiadores, que provocó la invasión de los celtas en Lombardía. Actualmente en la región existen excelentes vinos, algunos de ellos famosos en el mundo, como los maravillosos espumantes brut de Franciacorta o del Oltrepò pavese, San Colombano al Lambro, Valcalepio, Valtellina y Valtellina Superiore.
Fuente: Turismo Regione Lombardia.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Típica mesa de fiambres lombardo-cordobesa
Tipica tavola lombardo-cordobese di salumi e formaggi
Tipica tavola lombardo-cordobese di salumi e formaggi
Ricette Lombarde:
Per 4 persone:
• cipolla
• burro,
g 80
• midollo
di bue, g 20
• vino
bianco
• riso,
g 400
• brodo
di carne già salato
• bustina
di zafferano
• Parmiggiano
- Mettete
in un'ampia casseruola 40 grammi di burro, una piccola cipolla sottilmente
affettata e il midollo di bue.
- Portate
la casseruola su fuoco bassissimo e fate appassire la cipolla, senza che prenda
colore.
- Bagnate
con mezzo bicchiere di vino bianco secco e, quando questo sarà evaporato,
aggiungete il riso.
- Mescolate
bene per fare intridere il riso nel grasso e poi innaffiatelo con due ramaioli
di brodo caldo. Fate asciugare questo brodo e poi, sempre mescolando con un
cucchiaio di legno, versatene un altro ramaiolo. Continuate così la cottura,
aggiungendo sempre brodo caldo, man mano che viene assorbito dal riso. Dopo una
ventina di minuti circa, aggiungete Io zafferano sciolto bene in un po'di
brodo.
- Togliete
quindi il riso dal fuoco, conditelo con 40 grammi di burro, qualche cucchiaiata
di parmiggiano grattugiato e, coprendo il recipiente con il suo coperchio,
lasciate riposare la vivanda per due o tre minuti.